LA BATALLA CONTRA LA OBESIDAD Y EL SOBREPESO EN MEXICO.
Actualmente, sabemos que el sobrepeso y la obesidad son enfermedades multifactoriales, es decir, más de una variable es responsable de su desarrollo (ver figura 1). Por ejemplo, pueden ser causadas por la carga genética, los malos hábitos de alimentación y/o la vida sedentaria. Aunque diversas investigaciones, como las realizadas en el Instituto Nacional de Medicina Genómica (inmegen) por el grupo de Canizales Quinteros, sugieren que la carga genética del mexicano promueve el desarrollo de la obesidad (León-Mimila et al., 2013; Villamil-Ramírez et al., 2017). Considerando que esta pandemia es un producto de casi cuatro décadas, limitarse a la carga genética como la única explicación, no parece factible. Alternativamente, diversas investigaciones han reportado que el consumo excesivo de carbohidratos, principalmente de “azúcares añadidos”, por parte de la población, es un factor clave para el desarrollo de esta enfermedad.
Un porcentaje importante de adultos mexicanos están ganando peso sin control, además, los datos de las encuestas nacionales de salud revelan que los niños también son víctimas de una excesiva acumulación de grasa en sus cuerpos. Lo anterior tiene sentido, ya que los adultos son los encargados de la alimentación de los niños, y si ellos mismos no se procuran una alimentación y un estilo de vida saludables, no pueden ofrecerlos a los menores. Tener sociedades con sobrepeso y obesidad es equivalente a tener sociedades enfermas, los riesgos en la salud van desde problemas psicológicos hasta problemas cardiovasculares y/o el desarrollo de alguna discapacidad, con posibles repercusiones económicas. Para tratar de frenar este incremento de peso en nuestra población, se desarrollaron diversas políticas públicas: una de ellas se implementó en el año 2014 y consistió en gravar a las bebidas azucaradas con un impuesto. En este artículo se revisaron algunos de los cambios que ocasionó esta propuesta en la población mexicana, se descubrió que, a seis años de su implementación, el consumo de refrescos ha disminuido considerablemente y, además, diversos modelos matemáticos prevén que este hecho ayudará a disminuir el porcentaje de personas con sobrepeso u obesidad en los próximos años, una proyección alentadora.
Comentarios
Publicar un comentario